miércoles, 26 de enero de 2011

Lección de japonés

No se trata de literatura de calidad, pero desde luego Requiem por Nagasaki es un libro antológico. A veces te encuentras con obras de este estilo: muy discretas, por no decir mediocres como literatura, pero que destilan humanidad y belleza.
En este libro Paul Glynn, misionero australiano que paso años en Japón, cuenta la historia del Dr. Nagai. Un japonés ateo de la primera mitad del siglo XX que se convirtió al catolicismo y fue pionero en el estudio médico con rayos x en su país.
Esto que se despacha en tres líneas en la novela es una apasionante aventura de doscientas páginas. Nagai no es un científico cabezón que esta descantento con la ciencia y por eso se lanza a los brazos de la religión. El es un hombre que quiere conjugar religión y ciencia, como Pascal, al que admira y en buena medida es instrumento de su conversión. Combatió en dos guerras japonesas contra China, y al hacerlo como médico, el dolor y el sufrimiento fueron compañeros más que habituales. Para colmo, una de las bombas atómicas cae sobre Nagasaki, su ciudad. Y a partir de ese momento, Nagai se convierte en la referencia de una sociedad humillada y torturada por la desesperanza, y con su ejemplo y palabra da aliento a sus hijos, a sus vecinos, llega incluso a recibir la visita del Emperador por su fama de santidad.
Una lectura muy recomendable para entender lo que es de verdad un revés del destino y llevarlo con optimismo, sin dramatizar y con esperanza... no es poco.

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