lunes, 31 de enero de 2011

La ambición del poder

América, América es la última obra de Ethan Canin publicada en España. Ya había leido algo de Canin hace casi 15 años, cuando debutó en las editoriales españolas de la mano de Salamandra. En su momento me pareció un escritor artificial... al final resultó que el artificial era yo, entonces no había leido ni una décima parte de lo que uno debe leer para morir en paz, ahora voy camino de ello. Pero dejemos los delirios literarios para otro momento.
Como decía Canin, norteamamericano de pro, se marca una novela apasionante gracias a unos personajes perfilados con minuciosidad: Corey Sifter un adolescente enamorado del beisball que es apadrinado de la noche a la mañana por Liam Materay, poderoso terrateniente local, que le acompañara en el paso a la vida adulta. Ambos son testigos del auge y caída del carismático senador Henry Bonwiller que mezcla peligrosamente en su vida política, alcohol y sexo.
América, América es la política norteamerícana de la segunda mitad del siglo XX: políticos de sonrisa y saludo con preocupaciónes sinceras por su país pero sin código ético, ni en lo personal ni en los social. Ya sé que me he podido pasar con esta afirmación, pero es la idea que el autor inserta en tu cráneo una vez que has terminado de leer la novela.
El libro me recuerda con mucha fuerza a Todos los hombres del rey de Penn Warren. Aunque Canin es un escritor de talento y prestigio, creo que su libro no llega a la plenitud de la obra de Warren y se queda en un elaborado y valioso homenaje. Y también, es un nuevo aviso a los políticos nortemaericanos al recordarles que hace falta un poquito de coherencia entre vida pública y vida privada.
Pero no todo es política en el libro. La historia de Corey es interesante, pues refleja muy bien como se despierta en un adolescente el sentido de la familia, el amor, la sociedad, la política, la enfermedad. Además la novela describe muy bien como a lo largo de la vida vamos dejando huellas las vidas de los demás: huellas buenas y malas, las de Corey buenas y las de Bonwiller malas pero que con el tiempo pueden transformarse en buenas.

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